El Socialismo-Comunismo no puede producir riqueza
Por RENÉ CENTENO
Varios de los aproximadamente 1.825 días que pasé en Mérida, además de estudiar las materias normales del pensum de Economía de la Universidad de Los Andes (ULA), los dediqué en el cafetín de la Avenida Monseñor Carracciolo Parra, en los Chorros de Milla y en la Hechicera, junto a varios amigos, a hablar — después de haber leído a Marx, Federico Engels, V.I. Lenín, Rosa Luxemburgo, Dos Santos, Samir Amín, Paul Baran, etc. — a analizar las posibilidades y viabilidad de hacer en Venezuela una revolución, que además en algún momento adquiriera la modalidad de una revolución continental, donde el amor era la clave, pues ésta se haría por amor al proletariado (pobres); y por amor era posible eliminar al enemigo para instaurar ese modelo; y cesaría la eliminación, cuando desapareciera de la faz de la tierra el último contra-revolucionario.
La clave en ese proceso revolucionario era la toma del poder por el proletariado, apropiándose de los medios de producción, antes en poder de la burguesía capitalista, y hacer una mejor distribución del ingreso producido, para que en nombre del amor hubiera una mayor equidad distributiva del ingreso, una igualdad per se, sin propiedad privada y sin ganancias.
Después de una profunda reflexión histórica (28 años después de la ULA) llegué a la conclusión de que con ese modelo no es posible eliminar la pobreza, como intelectualizábamos en la ULA, sino más bien perpetuarla al infinitum. El amor se acaba con el modelo funcionando, el nuevo modelo implantado queda en deuda con las mayorías y surge un abismo entre los ofrecimientos y las realidades, a mediano plazo queda al descubierto la falsa.
Para demostrar que el Socialismo-Comunismo no puede producir riqueza abundantemente, sino pobreza generalizada, vamos a partir de la siguiente situación, casi real:
El país tiene en el momento de la revolución y toma del poder por el proletariado, 26 millones de habitantes.
El 80 por ciento de la gente es pobre, gana menos 3.060 dólares al año y el 20 por ciento es no pobre, percibe alrededor de 12.240 dólares al año.
Una vez tomado el poder por el proletariado y poner en práctica una distribución del ingreso para que todos tengan el mismo ingreso y poder tener una mayor equidad, el ingreso de los pobres subiría de 3.060 dólares al año a 4.406 dólares al año y el ingreso de los no pobres bajaría de 12.240 dólares al año a 4.406 dólares al año, desaparecería el grupo de los no pobres y todos serían ahora igualmente pobres, habría una hipnótica mayor equidad a corto plazo en el reparto del ingreso, todos seríamos iguales, pero todos amorosamente pobres.
Al no existir ahora la propiedad privada, desaparece también el incentivo a la inversión privada, desaparece la acumulación privada, se produce una caída estrepitosa en la productividad y por lo tanto se hace imposible la reposición del stock de capital fijo; éste se iría poniendo viejo y obsoleto y la productividad se haría cada vez menor, por lo tanto el ingreso caería y la pobreza se haría cada vez más acentuada.
Como se puede observar, cuando en un país se da un proceso revolucionario de toma del poder por el proletariado y exista disparidad en la distribución del ingreso, como en Venezuela por ejemplo, es decir hay unos pobres (la mayoría) y otros no pobres, se produce una mejora temporal en el ingreso promedio de los pobres, pero los no pobres se hacen ahora pobres también.
No es posible que a partir de ese momento inicial del reparto del botín encontrado se produzcan, en el mediano plazo, mejoras en la productividad por el deterioro sufrido por los medios de producción ante la imposibilidad de su reposición y mantenimiento, por lo tanto a partir de ese momento lo que sigue para todos es una pobreza generalizada. Sólo la ayuda externa como en el caso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) puede prolongar la agonía.
Por lo que se concluye que el socialismo-comunismo no es capaz en el mediano plazo de producir riqueza para todos, sino pobreza en general, que se perpetuará, de sobrevivir, en un círculo perverso de la pobreza: baja productividad, bajos salarios, baja satisfacción de necesidades, poco consumo de alimentos, desnutrición, más pobreza.
Cortesía del Correo del Caroní. Publicado: 06-DIC-2006.
