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Sistema educativo socialista venezolano deja mucho que desear

Por ZENAIR BRITO CABALLERO

En los días próximos a finalizar el semestre académico en universidades y tecnológicos de todo el país los estudiantes buscan por todos los medios aprobar las materias que perdieron durante el semestre o el año anterior. Es la historia de todos los tiempos, pero ahora tiene el agravante, que los estudiantes quieren obtener la calificación aunque no tengan el mérito. De esto no son culpables ellos, ni los docentes, ni los padres de familia.

El culpable único es el sistema educativo socialista impuesto desde hace varias décadas.

En las universidades la nueva política es que ellas se autofinancien, o por lo menos, no superen en sus egresos lo que el Estado les suministra. A esta enorme restricción se suma la necesidad cada vez más grande de abrir los cupos suficientes al mayor potencial de aspirantes. Como no es posible con el mismo presupuesto atender más estudiantes o abrir nuevas carreras, a la universidad pública le ha tocado tomar caminos que se alejan de la calidad.

Las carreras a distancia, los postgrados de media petaca, los programas en jornadas nocturnas con mínimas intensidades, el aumento en los costos de las matriculas en universidades y tecnológicos privados y la contratación de profesores recién graduados a bajos precios de miseria se pusieron de moda para lograr ingresos que palien la crisis económica.

El resultado es simple; no tenemos calidad profesional y mucho menos investigativa o científica. El asunto es peor en los niveles de preescolar, básica y media; en los que una restricción a la inversión desde el 2002 hasta hoy le da al Estado un “ahorro” superior a los 30 billones de bolívares. Para cumplir con el ahorrito se establecieron diversas políticas, a saber: reducir la planta de personal la mayoría de ellos como interinos, adquirir una planta más barata, suprimir la contratación colectiva, la financiación de programas específicos (educación especial, rural, agropecuaria, comercial, técnica, tecnológica, orientación escolar, profesores de laboratorio, entre otros.), promover por asistencia a clases como mínimo del estudiantado para no volver a invertir en ellos, crear misiones educativas paralelas sin ninguna calidad académica para el estudiantado como una forma de Populismo para ganar votos en elecciones, aumentar el tiempo en la jornada escolar pero con menos clases, promover la enseñanza de un docente a varios grados al mismo tiempo, etc.

Todo lo anterior le permite al régimen revolucionario socialista-comunista sacar pecho en los escenarios internacionales y ante la ingenuidad de quienes le creen, mostrando cifras del aumento de la cobertura. Realidad bien distinta cuando nuestros estudiantes van a las pruebas internacionales y ocupan los últimos puestos, cuando nuestros profesionales van a ocupar cargos en el sector público o privado, cuando del colegio van a la universidad y, así sucesivamente.

Qué lamentable es saber que los estudiantes que terminan la secundaria no saben dividir, tampoco leer y menos saben por qué se aprobó una nueva Ley Orgánica de Educación, la cual muchos docentes y alumnos desconocen sus contenidos. No todo concluye con la formalidad y la estructura del modelo educativo del ministerio de Educación y del gobierno. Qué tal el ejemplo que le brindan los diversos personajes de la vida nacional a los venezolanos.

Recompensas por entregar la mano del compañero que se asesinó, la instigación al pueblo contra el poder judicial, la agresión verbal a los contradictores y al presidente del vecino país colombiano, por la supuesta entrega del país como una sola base militar de Estados Unidos. Pésimo, por donde se mire el sistema educativo socialista venezolano.

Aclárate. Publicado: 25-MAY-2010.

Brito Caballero es doctora en Psicología y Ciencias de la Educación, y es profesora jubilada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

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