Vemos con asombro como el régimen Bolivariano ha ejecutado en los últimos meses medidas prohibicionistas y de censura de corte radical pero con principios penosamente erróneos. Como ejemplo, la famosa serie de Los Simpson, ganadora de 25 premios Emmy y emitida en nuestro país desde hace casi dos décadas sin censura alguna. Fue cambiada de horario por CONATEL por ser de “mala influencia para los niños,” la serie Family Guy, emitida por FOX y nominada para 11 premios Emmy, fue censurada de la televisión venezolana y de cualquier canal internacional que emita por cable o satélite en nuestro país, ya que según el ministro El Aissami, promueve el “consumo de marihuana.” Finalmente la Asamblea Nacional decidió aprobar la Ley para la prohibición de videojuegos y juguetes bélicos imponiendo penas de cárcel de hasta cinco años para quienes vendan estos juegos y juguetes en territorio nacional.
Como siempre el gobierno socialista empeora y limita la libertad, la calidad de vida de los venezolanos a través de políticas que no serán exitosas. Si estudiamos las razones de por qué el régimen está ejecutando estas políticas de censura, podemos concluir que es para que disminuyan los índices de delincuencia en Venezuela. Ahora, yo me pregunto, ¿cómo es posible que en los demás países donde no se censuran los programas de televisión y existe libertad de comprar juguetes y videojuegos agresivos o bélicos, los índices de criminalidad sean infinitamente inferiores a los de Venezuela?
La respuesta es simple: Ni los programas de televisión, ni los juguetes, ni los videojuegos tienen que ver directamente con la criminalidad en nuestro país. El problema de la delincuencia tiene otros principios y se combate con otras políticas. No creo que todos los venezolanos que durante su niñez jugaron al policía y al vaquero con pistolas de juguete sean ahora delincuentes de primera. Todo lo contrario. Probablemente sean ciudadanos de provecho que intentan sacar el país adelante con trabajo duro y con mucho en contra.
Tampoco creo que el hampa y los jóvenes criminales de Venezuela tengan mucho acceso a Playstations, computadoras y Xboxs como otros jóvenes venezolanos hasta ahora tienen. Ni que se preocupen por ver Family Guy en FOX por televisión satelital cuando su familia se está muriendo de hambre y ni siquiera tienen acceso de agua corriente o un baño en sus viviendas.
Lamentablemente no son necesarios los videojuegos. En Venezuela han asesinado a 143 mil personas en la última década (el equivalente a unas dos bombas atómicas sobre Hiroshima). La criminalidad, el terror y el miedo son parte de la vida diaria de los venezolanos a pie de calle. Los atracos son rutina, los homicidios ya son vistos con total normalidad en las calles venezolanas por los ciudadanos trabajadores que no tienen tiempo para jugar Xbox ni ver FOX, ya que tienen otras cosas importantes en mente.
Más me sorprende la falta de profesionalismo de la oposición-socialista venezolana y la postura con la que han asumido estas políticas, proponiendo más Socialismo. Un pequeño ejemplo: Arcadio Montiel, diputado por PODEMOS, en vez de oponerse a la censura la apoyó argumentando que “castigaría a las grandes corporaciones” y además pidió una subvención para quienes ya hubieran comprado estos juegos o juguetes. Se le recuerda a Montiel que las grandes corporaciones sentirán bastante poco o nada las trabas que ponga el régimen socialista. Los que verdaderamente sufrirán serán los pequeños empresarios venezolanos que intentan salir duramente de la pobreza. La subvención sin embargo le dolerá al contribuyente, que trabaja para pagar impuestos, y que nuevamente tendrá que pagar en carne propia los resultados de las políticas socialistas en nuestro país.
El problema de la delincuencia no se resolverá censurando a ciudadanos inocentes, ni limitándoles su libertad, ni amenazando a los pequeños empresarios que tanto se esfuerzan para sacar una juguetería o una tienda de videojuegos adelante contra toda la burocracia de la maquinaria socialista. El problema de la delincuencia se resolverá cuando el régimen se limite a cumplir sus funciones básicas: Seguridad, orden, justicia y obras públicas, y ponga mano dura, presupuesto y "tolerancia cero" contra la lacra criminal del país. La delincuencia se elimina yendo contra los criminales y no limitando la libertad de los ciudadanos inocentes.