Así terminan los dictadores. Miremos el ejemplo de Fujimori
Por ZENAIR BRITO CABALLERO
Fue condenado a 25 años de prisión, el expresidente del Perú Alberto Fujimori, luego ser hallado culpable del asesinato de un grupo de 25 personas, la desaparición y el secuestro de otras, durante su gobierno, en cuya segunda parte y bajo el poder de Vladimiro Montesinos, quien fuera su mano derecha, se cometieron toda clase de vejámenes y atropellos a los opositores del régimen.
En su momento, Fujimori fue la esperanza de los peruanos. De origen Japonés e hijo de inmigrantes, este ingeniero agrónomo de profesión, matemático y profesor universitario, surgió de la nada para ganarle la presidencia al abogado, periodista y novelista, Mario Vargas Llosa, quien en determinado momento tuvo el favoritismo de las encuestas.
Vargas Llosa fue muy sincero y anunció impuestos y un plan de ajuste, lo que no le gustó a su pueblo, que prefirió al desconocido y enigmático “chinito,” que recorrió todo el país montado en un tractor y realizó una campaña corta y simpática que lo llevó a la presidencia, contra todos los pronósticos.
Perú venía de vivir el gobierno de Alan García, abogado del movimiento Aprista, quien generó un grave problema macroeconómico para su país y declaró la moratoria de su deuda externa y bloqueó el acceso al crédito y trajo consecuencias que el país sólo superó mucho tiempo después.
Fujimori, el chinito, como se le conoció popularmente, ejerció la presidencia de su país por dos periodos consecutivos, entre 1990 y el 2000, aplicando un gobierno que generó una buena confianza entre los inversionistas y acabó con el grupo guerrillero Sendero Luminoso, inclusive capturó al máximo líder de este movimiento, Abimael Guzmán, lo llevó a la cárcel y en una jaula lo mostró al mundo con su uniforme de presidiario.
Pero luego su gobierno se corrompió, en un poder excesivo cerró el Congreso y en medio de crecientes escándalos de corrupción y violación de los derechos humanos, le sobrevino una crisis de legitimidad tremenda y debió salir huyendo al país de sus padres y presentar por fax renuncia a su cargo.
Posteriormente, fue solicitado en extradición y se quedó en el Japón, aprovechando su condición de tener la doble nacionalidad; pero luego fue capturado en Chile y extraditado a Perú, en donde ha sido juzgado y ahora condenado.
Valga anotar que posterior a Fujimori, el Perú tuvo un gobierno destacado en manos del economista Alejandro Toledo, quien recuperó para su país la credibilidad el sistema financiero internacional, logró controlar la inflación y buenas tasas de crecimiento económico, que se tradujeron en un aumento del empleo y en mejores condiciones de vida para los peruanos, incluyendo a la población indígena, etnia de la cual Toledo provenía.
Ahora el país está bajo el mando, nuevamente del abogado Alan García, quien en este periodo ha sido más juicioso en el ejercicio del poder y principalmente en el área económica.
Son muchas las lecciones que Venezuela puede sacar de la historia reciente del Perú. El caudillismo nunca ha sido bueno, así lo enseña la historia. El poder excesivo no es sostenible en un gobierno democrático, se requiere el equilibrio entre los poderes y los controles, pesos y contrapesos. El poder absoluto corrompe absolutamente, dice el conocido aforismo. Las reelecciones consecutivas tampoco han sido buenas, así lo confirma también el caso de Carlos Menen en Argentina y aquí tenemos el caso del teniente coronel.
América Latina ha sido tierra fértil para las dictaduras, el caudillismo y los gobiernos civiles autoritarios y corruptos. El triste final del expresidente del Perú, Alberto Fujimori, confirman este sino trágico de este bello continente.
No obstante, debemos seguir luchando por perfeccionar el sistema democrático, con oposición, con fiscalización, con una prensa libre y responsable, y con rotación en el Ejecutivo periódicamente. Eso es la democracia.
Aclárate. Publicado: 12-ABR-2009.
Brito Caballero es doctora en Psicología y Ciencias de la Educación, y es profesora jubilada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
