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La libertad de prensa y la verdadera democracia

Por ZENAIR BRITO CABALLERO

En medio del trabajo cotidiano de los buenos y excelentes periodistas venezolanos, donde lo urgente algunas veces prima sobre lo importante, es bueno detenerse a reflexionar sobre lo que hacen, al ejercer el sagrado deber de informar, orientar a la ciudadanía y formar opinión, sobre lo que sucede en las ciudades, municipios, parroquias, el país y el mundo.

Hoy quiero compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la libertad de prensa. Sin ser periodista, pero si analista, articulista y columnista de opinión durante muchos años, considero que la libertad de prensa es un elemento esencial para la vida democrática de los pueblos; hace parte de la libertad de expresión y al lado de otra serie de derechos, como el acceso a la información, conforman lo que los expertos en el derecho de las comunicaciones denominan derecho a la información, que es un derecho de todos los ciudadanos y no sólo de los periodistas.

Hace varias semanas se realizó en Asunción, la capital del Paraguay, una reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que preside el periodista colombiano Enrique Santos Calderón, ex director y columnista del diario El Tiempo de Bogotá; reunión ésta que convocó a unos 300 delegados de todo el continente y en la cual, nuevamente, se analizó la situación de los medios de comunicación y en particular del ejercicio del periodismo, y se vuelven a prender las alarmas sobre distintos factores de riesgo que atentan sobre la libertad de prensa en toda América. Son varios factores de riesgo sobre los cuales debemos estar alerta, día a día, para poder cumplir bien con el deber que la sociedad les ha encomendado a los informativos radiales y televisivos de informar imparcial y objetivamente, pensando únicamente en la búsqueda de la verdad.

Y son múltiples y complejos los riesgos, en primer lugar la violencia procedente, en esta oportunidad de organizaciones vinculadas al poder político, que tienen en jaque en nuestro país al pueblo venezolano opositor al régimen socialista comunista y — por supuesto — a los medios de comunicación no gobierneros. Aparece Venezuela, en estos momentos, como uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo por las razones antes anotadas. Siguen siendo las amenazas de Chávez y de sus adláteres de cerrar los medios si están en su contra y en contra de su revolución y el ejercicio sicológico y físico de la violencia y de la intimidación, hasta la muerte misma, el principal riesgo contra el ejercicio de una prensa libre, en mayor o menor proporción en varios países.

En el segundo semestre del año pasado fueron asesinados dos periodistas uno en Uruguay y otro en Venezuela. Sin embargo, los amenazados son muchos más y muchas veces ni siquiera denuncian. Sin embargo, aparecen, según las conclusiones de la SIP, riesgos nuevos contra la libertad de prensa y que se creían superados, es el caso del régimen populista de Chávez en Venezuela, y el de los gobiernos populistas como el de Rafael Correa, en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y Evo Morales en Bolivia, que recurren a la suspensión de concesiones a canales privados de radio y televisión, así como otros tipos de presión a los medios impresos.

En Venezuela es conocida la amenaza permanente contra Globovisión, sus directivos, sus periodistas y las constantes intimidaciones a los diarios El Nacional, El Universal y a sus editores, jefes de redacción y periodistas. Adicionalmente, está el problema del uso de la pauta oficial de los gobiernos del orden nacional, regional y local, como una forma de presionar y comprar la opinión de los medios o de determinados periodistas en particular y el uso obligado de cuñas publicitarias del gobierno en todos los canales con la famosa ley resorte. Esto constituye una amenaza siempre latente, en mayor o menor grado en todos los países, y que afecta no sólo el ejercicio libre de la profesión del periodismo sino y — principalmente — el derecho de los ciudadanos a estar oportuna y adecuadamente informados.

En muchos estados y municipios, los mandatarios regionales y municipales utilizan la pauta oficial para buscar congraciarse con determinados medios y periodistas, esto es grave y la línea debe ser bien clara: una cosa es el manejo de la publicidad oficial y otra, bien distinta, el manejo de la información y la opinión sobre la gestión de los mandatarios de turno. Y no es esto un reclamo como un derecho de los medios, sino como un derecho del ciudadano común y corriente como usted o como yo a estar bien informado, de manera imparcial, objetiva y transparente.

Los medios y los periodistas no están para hacer oposición ni para hacer gobiernismo, están para informar, interpretar la información, analizarla y opinar, reconocer lo bueno, criticar lo malo, pensando en el ciudadano común y corriente y en el bien común. Es, además, su deber y obligación; esa es o debería ser la regla de oro de un periodismo serio y responsable.

Aclárate. Publicado: 19-ABR-2009.

Brito Caballero es doctora en Psicología y Ciencias de la Educación, y es profesora jubilada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

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