Don Inocencio Poblachón y su esposa Ingenuidad llegaron al terminal de pasajeros de San Cristóbal con el propósito de irse a otra ciudad. No era la primera vez que intentaban irse en busca de bienestar para asegurar el futuro de su familia en otras latitudes. Ellos estaban decididos ya sea por instinto o porque ven por televisión que se puede vivir mejor.
Como es usual, al llegar a la central autobusera, decenas de vendedores comenzaron a acosarles vendiéndole los boletos. Uno ofrecía el mejor horario, otro el mejor precio, otro un viaje sin escalas, unos ofrecían el viaje por autobús y otros por carrito por puesto. Hubo hasta quien les ofreció viajar a dos por el precio de uno. Así toda una gama de opciones, cada una con sus ventajas y desventajas.
Solo que esta vez Inocencio e Ingenuidad decidieron preguntar a dónde llevaban todos esos autobuses y carritos por puesto. Cuál sería su sorpresa cuando se enteraron que todos ofrecían llevarlos a San Cristóbal. Sí, el mismo lugar donde estaban.
Ahora si podían explicarse por qué aquel lugar siempre estaba tan desordenado y lleno de gente atascada. Ahora si entendían por qué nunca habían podido salir de aquel atolladero.
Compraban los boletos, nunca le daban el servicio que les ofrecían y encima siempre terminaban en el mismo sitio, sólo que cada vez con menos dinero.
Todos los partidos políticos de Venezuela son de izquierda y lo único que pueden ofrecer es llevarte al Socialismo, en el cual ya vives. ¿Hasta cuándo vas a seguir creyéndoles a los vendedores del Socialismo? ¿Por cuánto tiempo más los vas a dejar que te sigan engañando? ¿Te sirve algo que no ha funcionado por más de medio siglo? ¿Hasta cuándo vas a seguir embarcado en ese cuatro-latas llamado Socialismo?
¿Sabías que la derecha liberal es la única línea seria y segura que puede sacar a Venezuela del atascadero? Actívate entonces.
