El mundo contemporáneo se encuentra polarizado entre dos grandes corrientes ideológicas: la derecha y la izquierda. Hoy en este artículo, trataré de señalar algunos puntos sobre ambas ideologías.
Las raíces ideológicas de la derecha se encuentran en el conservadurismo, el liberalismo y el humanismo cristiano. Entre derecha e izquierda subsisten notables diferencias tanto en lo que se refiere a la caracterización de los valores, su naturaleza y su fundamento, como en lo que atañe al contenido de esos valores y a su orden jerárquico. Así el pensamiento de la derecha suele ser objetivista y el de la izquierda subjetivista o relativista (pero esto sólo en el ámbito de las ideas; en la práctica suele ser más objetivista y dogmática que la derecha).
Las divergencias económicas, aunque se han mitigado, no faltan. Unos optan por la libertad de empresa y el mercado; los otros, desconfían de ambos y aspiran a someterlos a control estatal, lo que no es lo mismo que regulación legal. Sin ésta, no hay mercado.
La idea de un Capitalismo anarquista o salvaje es una contradicción en los términos. La eficacia en la gestión económica suele ser más propia de la derecha que de la izquierda. Discrepan también sobre los fines de la acción del Estado y sus relaciones con la sociedad.
“La derecha es liberal” y la izquierda intervencionista. Como heredera de la teoría liberal de la democracia, la derecha promueve la fragmentación del poder y la división de poderes; la izquierda extrae más bien las consecuencias de la democracia radical y no cree que el poder que emana del pueblo necesite ser vigilado ni limitado.
En la realidad, cuando ejercen el poder, derecha e izquierda tienden a ser intervencionistas y a escamotear los mecanismos de vigilancia y control del poder. La izquierda agita, sacude y enarbola la bandera de la defensa de los pobres, excluidos y marginados. En este caso, parece llevar ventaja, pero, si se examina con atención, se trata más bien de una retórica, de un simple discurso, de pura labia, de pura muela. La prueba de los hechos en todos los países que se han autonominado de izquierda, desmiente que las políticas sociales izquierdistas disminuyan más la marginación y la pobreza. Si acaso, tienden a provocar cierta igualación pero descendiendo el nivel general.
La derecha asume más que la izquierda, al menos en el plano de los principios, la defensa de los valores morales, religiosos y familiares tradicionales. No faltan quienes encuentran en este aspecto la raíz y la clave de la distinción entre ambas. También exhiben notables diferencias en su concepción del hombre, de la influencia de la herencia y la circunstancia social y sobre la dignidad de la persona. Pero donde el imperio de la izquierda resulta, al parecer, invencible, es en el ámbito de la cultura de masas, y, por lo tanto, en los medios de comunicación. A ello ha contribuido tanto la enorme habilidad propagandística y demagógica de la izquierda como la pusilanimidad acomplejada de la derecha. Mientras ésta se esfuerza en agradar y no molestar a aquélla, la izquierda o fustiga o ignora a la derecha.
Una busca el reconocimiento y recibe, en el mejor de los casos, la respuesta del perdonavidas. Y, sin embargo, del examen, necesariamente sumario y fragmentario que acabo de hacer, cabe concluir que no sólo no existen razones para el complejo sino que, por el contrario, el desnivel entre hechos e ideas suele ser superior entre la izquierda, y en el orden de los valores y principios la derecha cuenta con las principales ganancias a su favor. Incluso las acepciones de lo derecho y lo torcido, lo diestro y lo siniestro inclinan, desde el punto de vista del habla popular, la balanza del lado derecho.
En cualquier caso, no son los mismos los problemas si nos referimos a los ámbitos de la cultura que si lo hacemos a los de la política o la vida social. Aquí, como una simple investigadora del tema político, me he interesado principalmente por los aspectos ideológicos. A los políticos o a los politiqueros, tanto de la derecha como de la izquierda, es a quienes corresponde plasmarlos en la realidad o traicionarlos.
Aclárate. Publicado: 31-MAR-2008.
Brito Caballero es doctora en Psicología y Ciencias de la Educación, y es profesora jubilada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.