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¿Lavado de vestimenta o agallas electoreras?

Por JOSÉ ROIG

Sin pretender quitarle crédito a la heroica acción por parte de los estudiantes en huelga de hambre en las afueras de la Organización de Estados Americanos (O.E.A.), pero esa coyuntura está siendo usada ya por muchos de los politiqueros de siempre quienes más allá que de demostrar su apoyo a los estudiantes, se han acercado sólo para obtener acceso a las cámaras de televisión y micrófonos.

Nunca faltan los que andan en busca de lavarse la vestimenta, ni tampoco aquellos que siempre andan con las agallas electoreras. Pero claro, también están los que van a ambas cosas. ¿Quién les habrá dicho que en dictaduras el voto elige?

En estos tiempos latentes de cierres de radios y televisoras; de persecución de los medios, vale la pena refrescar la memoria. Los venezolanos han probado tener una memoria fatal, si eso.

La impunidad a los crímenes mediáticos en Venezuela no es algo exclusivo de este régimen. Siempre existió y hasta se empeoró con la llegada al poder del Socialismo en 1959, cuando desde entonces asumieron los gobiernos llevar en hombros la carga política de luchar contra la manipulación y la malversación en la utilización de la información.

En los tiempos del socialdemócrata Rómulo Betancourt (1959-1954), asaltaron el taller El Independiente, lugar donde se imprimía Tribuna Popular y otros periódicos, los cuales fueron suspendidos indefinidamente. Decomisaron una edición de Izquierda. Se suspenden los diarios Clarín, La Hora y Crítica. Se suspendieron El Imparcial (Maracay); El Tiempo (Valera); El Día (Acarigua) y se clausura El Venezolano. En los diarios más importantes del país había "sensores oficiales."

Durante el período del también adeco reformista Raúl Leoni (1964-1969), se clausuró el diario La Extra y se suspende la revista Venezuela Gráfica, por un reportaje sobre la guerrilla. También fueron allanados los locales de Últimas Noticias, La Esfera y El Mundo y detenido su editor Miguel Ángel Capriles. Por continuas presiones, cerraron La Hora, La República y La Verdad. Igualmente desapareció El Regional de Valencia.

Ese patrón no cambió durante el primer mandato del social-cristiano Rafael Caldera (1969-1974) — para muchos el enterrador de la Democracia en Venezuela. Entonces se decomisó el vespertino El Mundo y se confisca la revista Punto Negro. Se allanaron los talleres de los diarios Crítica y La Religión. Un Tribunal Militar le dictó auto de detención a Capriles, quien se asiló en la Embajada de Nicaragua y eventualmente se fue a Panamá y luego a Puerto Rico. Meses después regresó, fue hecho preso por unos días y luego sobreseído el juicio. Su primer período termnia con el decomiso de la revista El Reventón por un reportaje sobre el Servicio Militar y la vida en los cuarteles. A los redactores les abrieron juicios.

Para la segunda presidencia de Caldera (1993-1998) el control sobre los medios arreció, aún con personas en su gabinete "chiripero" que incluía a Luis Fernando Egaña y a Teodoro Petkoff. Hoy en día Petkoff se nos presenta como el abanderado de la oposición, pero cuando sale del país no se cansa de hablar de lo demócrata que es Chávez (Nuevo País 27-ABR-2007).

El otro social-cristiano en llegar a Miraflores, Luis Herrera Campins (1979-1984), causó estragos entre los medios y fue autor de fragantes violaciones a la libertad de expresión a través de decretos. Se pueden citar el extinto decreto uno por uno (1x1); la resolución 1.029 y la obligatoriedad de la transmisión del Himno Nacional. La razón no es menos perversa que las consecuencias: Entre mas espacio sea "cedido" gentilmente a este tipo de incoherencias nacionalistas, menos tiempo hay para vender publicidad. Saquen las cuentas.

No se puede pasar por alto el juicio por un Tribunal Militar contra la periodista María Eugenia Díaz del Diario de Caracas por el supuesto delito de revelar secretos militares. Los ataques a los editores Rafael Poleo y Jorge Olavarría de las revistas Zeta y Resumen respectivamente.

Se ensañaron contra ellos. Inclusive el gobernador del entonces Distrito Federal, ordenó el arresto por 15 días a Rafael Poleo, Jorge Olavarría y Amable Rosales, directora de la revista Auténtico, porque "ofenden gravemente," la una a la imagen del Libertador Simón Bolívar y los dos primeros, la dignidad, decoro, tanto del Presidente de la República, de primera autoridad civil y política del Distrito Federal, así como la de las Fuerzas Armadas.

La prensa regional del interior continúo su desarrollo, pero El Zuliano y La Noticia (Zulia) no subsistieron.

Cuando Misifú cerró a Radio Caracas Televisión (R.C.T.V.) en mayo de 2007, no era la primera vez que obligaban suspender transmisiones a ese medio. Carlos Andrés Pérez en su primera presidencia (1974-1979) suspendió R.C.T.V. por 48 horas. Así como fue decomisada una edición de la revista Resumen y a su editor Jorge Olavarría lo metieron preso. También se abrieron juicios militares contra las comunicadoras Irma Barreto y Doris Francaí, a esta última por un editorial del periódico Ruptura, acusada de instigación a la rebelión militar y condenada a varios años de prisión.

En su segunda oportunidad, Pérez decomisó ediciones de las revistas Élite y Zeta, y después una del diario El Nacional; y fue cerrada la emisora de radio YVKE Mundial. Fue recogida la edición del El Diario de Caracas, por un título de rumores de auto-golpe. Una vez más el editor del Nuevo País Rafael Poleo, tuvo que autoexiliarse (su segunda vez) en los Estados Unidos para burlar un auto de detención.

Similarmente se ejercieron presiones sobre los medios para silenciarlos, con respecto a ciertas informaciones que incomodaban a Jaime Lusinchi (1984-1989) y su más íntimo entorno. Fueron decomisadas revistas españolas que escribieron verdades sobre la visita del Presidente a Madrid (acompañado por su secretaria privada). Se decomisó la revista Reporte Privado.

Las presiones ejercidas sobre los medios fueron posibles mediante el chantaje. De este modo, el Gobierno administraba la entrega de dólares a través del Régimen de Cambios Diferencial (RECADI), que requerían los medios de comunicación para adquirir en el exterior insumos, como el papel, tinta, películas, maquinarias y equipos.

En 1986 fue suspendido el programa Primer Plano de Marcel Granier; y dos columnistas de El Diario de Caracas, José Vicente Rangel y Alfredo Tarre Murci debieron cesar en sus colaboraciones. El director de El Diario de Caracas, denunció al diario El Nacional (EN, 03-AGO-1987) que a su jefe directo, Marcel Granier le decían desde Miraflores lo que debía o no aparecer en primera página y editoriales.

Al editor de La Religión (Cumaná) le propinaron una golpiza por informar sobre el divorcio de Lusinchi. Al diario El Vigilante (Mérida) le lanzaron una bomba por el editorial donde se comentó sobre las relaciones de Lusinchi con su secretaria privada.

Entonces el co-editor del diario El Nacional, Miguel Enrique Otero, informó a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que el suministro de divisas para la adquisición de materiales sigue siendo utilizado como mecanismo de presión por parte del Ejecutivo.

El programa Primer Plano salió del aire y decenas de emisoras de radio a lo largo y ancho del territorio nacional, fueron sacadas del aire por períodos de 24 y 48 horas "por incumplimiento" del Decreto uno x uno.

En aquellos años era la Oficina Central de Información (OCI) el organismo encargado de controlar la información, pero más allá de ello tenía todo el poder para establecer abiertamente la censura y sus brazos se extendían inclusive hasta atropellos a los periodistas. Durante el primer gobierno de Pérez y el de Lusinchi hubo un factor en común en los dos gabinetes. Se trata del director de la OCI: Alberto Federico Ravell Arreaza. Ravell habría sido el director de campaña de Pérez y éste le ofreció el cargo al ganar las votaciones.

El mismo Ravell que mantiene las cámaras de Globovisión a las afueras de la O.E.A y hasta se le ha visto entre las colchonetas de los 65 estudiantes participantes en huelga. ¿Qué es eso? ¿Lavado de vestimenta? ¿Pretensiones "candidateras"? ¿Ambas cosas? Como quiera que sea, es algo inmoral.

Aclárate. Publicado: 30-SEP-2009.

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