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La libertad de opinión

Por ZENAIR BRITO CABALLERO

El concepto de opinión ha tomado tanta importancia en el país, que incluso hasta el mismísimo teniente coronel ha incorporado una columna a sus llamadas “Líneas de Chávez” publicadas los domingos en todos los diarios nacionales y regionales del país: “Porque en Venezuela, donde se vive esa etapa de lo que debería ser un Estado de Derecho que es el Estado de Opinión, lo único sostenible es aquello que tiene recibo en la conciencia y en el corazón de la ciudadanía.”

Cabe aclarar que para mí, está primero el Estado de derecho, que el de opinión. Pero, cabe preguntarnos ¿Qué es realmente la opinión? Es el concepto o criterio que se tiene de alguien o algo, habitualmente cuestionable y que podemos expresar, unos ante un auditorio, otros con sus amigos y amigas o en un artículo de opinión para un medio de comunicación; de cada quien depende que sea o no coherente.

Cuando se aúnan voluntades, en torno a expresiones de opinión, pueden convertirse en la mejor herramienta de una sociedad para su propio beneficio, como lo fue la marcha opositora contra la aprobación inconstitucional de la llamada Ley Orgánica de Educación, que logró congregar multitudes en la ciudad de Caracas, y hoy aparece asentada en una red social de internet que hace parte de la opinión de esta era y lo demostró con fotos y relatos, aunque dicha marcha fuera atacada por los rojos rojitos con barricadas de la Policía Metropolitana y de la Guardia Nacional, perdigones y bombas lacrimógenas para impedirles su llegada a la Asamblea Nacional.

Las columnas y los artículos de opinión hacen parte de lo mismo, son posiciones que establece un analista, basado en sus conceptos y conocimientos, acerca de un tema particular que atañe a la crisis que vive una sociedad, aunque muchos confunden que tener espacio en un periódico para proponer ideas y debatir, con protagonismo, servilismo y agresión, (como ocurre en muchos columnistas oficialistas, movidos por sus intereses), sobrepasa el límite del respeto hacía sus adeptos.

Existen columnistas y articulistas que saben leer la actualidad y escriben con estilo y con respeto enfoques ajustados, pero hay otros que se casan con su dictamen y fijan sus posiciones, motivados por sus rencores o afectos al gobierno o a la oposición. Incluso, algunos mercaderes de las letras pretenden beneficio económico por sus posturas y otros manipulan su espacio para elogiarse, dejándose llevar por el ego, así como también están los que toman la pluma para imponer su ideología, “Las Líneas de Chávez” son claro ejemplo de ello, o los que escriben cada seis meses y se creen columnistas o articulistas; no puedo dejar de mencionar a los más audaces, quienes no tienen ni idea de escribir, pero por ver su nombre en un periódico, desafían a los lectores, escribiendo sobre ellos y sus familiares con errores de ortografía incluidos, para que los acribillen.

Para emitir una opinión no se requiere ser el más sabio ni el mas inteligente, pero si hay que tener intuición, sapiencia, compromiso, investigación sobre el tema, y escribir sin apasionamientos, dejando de lado el miedo, plasmando una lectura sensata e imparcial, sobre determinada situación. La capacidad de autocrítica casi no existe y menos en el medio local, así es muy difícil mejorar, objetivamente ninguna vez terminaremos de aprender.

Realizar un artículo requiere: Tiempo, responsabilidad, investigación y consagración al arte de escribir, porque estas páginas cada vez adquieren un papel más relevante, y un informativo requiere buenas firmas que complementen las noticias. La columna de opinión no puede ser manipulada, ni censurada por los directores de medios ni por los jefes de redacción, tiene que ser respetada en su integridad, ajustándose a los requisitos éticos mínimos de publicación, así no sea del agrado del dueño del rotativo, eso es madurez intelectual.

Hago un llamado a la reflexión acerca de lo que expresamos para ayudar a construir una sociedad más justa, democrática, con valores morales y éticos, equilibrada y estructurada intelectualmente, bases elementales del desarrollo de un país, en vez de estar insultando, como hacen algunos fanáticos del micrófono de los medios del gobierno, que todavía no se han dado cuenta que Venezuela creció y necesita cambiar el periodismo sufragáneo movido por el estomago, por otro más ajustado a la realidad, sin caciquismos, para conformar el tan difundido Estado de opinión.

Aclárate. Publicado: 22-OCT-2009.

Brito Caballero es doctora en Psicología y Ciencias de la Educación, y es profesora jubilada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

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