A salir de los ghettos
Por ALBERTO MANSUETI
A continuación Aclárate ofrece extractos del libro Las leyes malas y el camino de salida del profesor Alberto Mansueti.
El camino de salida pasa por mercadear eficazmente las reformas y comunicar bien el mensaje al grueso de la opinión pública, para lo cual antes hay que entenderlo y asimilarlo hasta familiarizarse. Y transmitirlo no es fácil porque el público muy confundido por la propaganda socialista, y encandilado por las esterilizantes creencias de la Nueva Era.
Hay que descubrirr los hechos, explicando las relaciones que llevan de las causas a los efectos, y de los medios a fines. Hay que desentrañar las verdades históricas. Hay que hacer comparaciones y contrastaciones. Hay que mostrar anticipadamente las consecuencias previsibles de las políticas y cursos de acción alternativos. Y no basta con tener la verdad; hay que tener también los argumentos para demostrarla en forma concluyente. No es fácil. Pero hay que hacer el esfuerzo, pues de otro modo no hay salida. Y es una actividad política.
Para semejante tarea hay tres grupos o categorías específicas de gente que deberá salir, al menos parte de su tiempo, de ciertos refugios confortables que les funcionan como ghettos:
— Los cristianos y sus líderes de sus templos.
— Los libertarios y liberales clásicos de sus ghettos académicos.
— En general los profesionales, técnicos y empresarios de clase media de sus negocios y empresas.
Respectivamente los cristianos, los liberales o libertarios y la clase media han de cuestionar tres clichés:
• “Política y religión no se mezclan.” Ya vimos que siempre vienen mezcladas; y que separar al Estado y las Iglesias se puede y se debe, mas no la política de la religión.
• “La lucha por la libertad es en el campo de las ideas” dicen los campeones defensores del free market. Pero veamos esto despacito. Cuando Friedrich Hayek y sus amigos fundaron la Sociedad Mont Pelerin en 1947, los pocos defensores del libre mercado se hallaban asediados por los estatistas, dominantes en las cátedras universitarias, y en los Gobiernos y Parlamentos. Ante la crónica escasez de recursos, les pareció que enfrentaban un dilema: ¿cuáles posiciones recuperar primero, académicas o políticas? La pregunta era como la de Lenin y los bolcheviques en 1902: “¿Qué hacer?” Y Hayek erró la respuesta.
Hayek fue un genio, sin duda. Descubrió y denunció en cuatro libros, cuatro de las grandes falsificaciones del Siglo XX, que son los pilares del moderno Cesarismo:
— La falsificación estatal del dinero en 1929, el mismo año del crack bursátil, en “Teoría monetaria y ciclo económico.”
— La de los conocimientos científico-sociales en 1952: “Contrarrevolución en ciencia. Estudios sobre el abuso de la razón.”
— La falsificación de las leyes en 1960: “Los fundamentos de la libertad.”
— La del lenguaje en los 70, en “Derecho, legislación y libertad.” (Qué pena que no se interesó por estudiar La Biblia, tal vez hubiera descubierto la falsificación del Cristianismo).
— Y como científico de la política Hayek se había hecho públicamente famoso en 1944 con “Camino de servidumbre.” Pero cuando en 1947 recomendó a sus seguidores abandonar la política y concentrarse en la academia, alguien le dijo “Estás equivocado." Fue el filósofo español Jorge Santayana y tuvo razón.
• “La Política es sucia.” En toda América latina, los demagogos más ignorantes, atrasados, brutales y estúpidos, tienen el poder o se aprestan a tomarlo, cabalgando sobre las necesidades, los sueños e ilusiones de millones de pobres e ineducados campesinos y marginales urbanos que votan por ellos.
Mientras tanto la clase media repite que la política es “sucia.” Por supuesto: si los “limpios y puros” no se involucran, el poder irá a manos de los sucios, tramposos, viles y corruptos.
Aclárate. Publicado: 15-NOV-2009.
Mansueti es Abogado y Licenciado en Ciencia Política.