De mentiras y muerte
Por LUIS MARÍN
A todo el mundo le producen anonadamiento, consternación, las actuaciones de la Fiscal General; pero ni un solo comentarista o periodista (ni uno solo) recuerda que fue Teodoro Petkoff quien se enfrentó a las críticas contra su nombramiento diciendo que “no había que prejuzgar a la Fiscal.”
Esto no importaría tanto si no fuera porque automáticamente todos al unísono repitieron lo mismo, añadiendo que había que dejarla actuar, concederle el beneficio de la duda y todas esa cosas tan razonables que se dicen en condiciones normales, sobre gente normal; como si no hubiera actuado en la gestión incalificable de Isaías Rodríguez, como si su única credencial no fuera rememorar el apellido del prócer comunista Pedro Ortega Díaz.
Y hay que ver que ha actuado: desde recitarles sus derechos a los comisarios Vivas y Forero en las puertas de la embajada de El Salvador (que, en deshonor a su nombre, les negó el asilo), para luego no reconocerles ninguno, como no sea morir en prisión por delitos que se sacrificaron tratando de evitar; hasta esto último, de procesar a la familia completa de deudos del señor Franklin Brito, trocándolos de víctimas en victimarios de sí mismos.
Es una novedad completa en cuanto a calificación de delitos, que no se le había ocurrido ni a los jefes cubanos en el caso Zapata, pero que podrán ensayar en el caso Fariñas, eso de convertir en suicidas a quienes se les ocurra persistir en una huelga de hambre hasta sus últimas consecuencias y a sus deudos en instigadores del delito. Esto sí que es un record mundial para exhibir con orgullo en el foro penal universal como gran aporte jurídico de la revolución.
Lo que no sabemos, porque no lo ha dicho con claridad, es sí ya se podrá juzgar a la Fiscal General o si será que Petkoff todavía la tiene en período de prueba.
Aclárate. Publicado: 04-SEP-2010.