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La Democracia Social

Por OLIVER LAUFER

En noviembre de 2008, los venezolanos celebrarán elecciones regionales para elegir los cargos de gobernador, alcalde y diputado regional a nivel nacional. Desde el inicio de la pre-campaña electoral, la oposición ha acuñado un término ideológico que se está poniendo de moda en Venezuela: La Democracia Social.

Pero analicemos el término más detenidamente. Democracia Social es la aplicación inversa del término Socialdemocracia, que a su vez es la abreviación compuesta del término Socialismo Democrático.

Ni Socialismo democrático, socialdemocracia o democracia social, son vocablos nuevos en política venezolana. Para ser más específico: todos los gobiernos nacionales desde 1958 a 1999 fueron de corte socialdemócrata; el Pacto de Punto Fijo, estableció un mínimo común socialdemócrata, y la constitución ideológica de la mayor parte de los partidos de oposición establece la socialdemocracia como principio ideológico básico.

La socialdemocracia surgió del Marxismo hace poco más de un siglo con la intención de regular la economía de forma “democrática,” aunque aceptando a medias la supremacía general del mercado. En Venezuela la socialdemocracia llegó con la división del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y la creación de Acción Democrática, que hasta nuestros días había sido miembro activo de la Internacional Socialista.

Durante la IV República, todas las nacionalizaciones de empresas privadas, impuestos y aranceles al comercio, controles de precios y controles de cambio, se fundamentaron en premisas socialdemócratas. La evidencia fue abrumadora: la pobreza y la delincuencia se multiplicaron; el gobierno dejó de obedecer sus funciones básicas (seguridad, justicia y obras públicas) para atender otras; la sociedad no pudo capitalizarse más y el descontento general se popularizó nacionalmente con claros anhelos de cambio.

A falta de nuevas opciones políticas, en 1998 los venezolanos votaron por un socialismo más duro, que nos ha llevado a la situación que hoy en día vivimos. Los males del país no sólo se mantuvieron, sino que se triplicaron. Y el socialismo democrático se convirtió desde entonces en oposición.

El problema es que el Socialismo no se opone al Socialismo, en ninguna de sus variantes. Oposición implica contrastar ideológicamente el sistema imperante con premisas nuevas.

Curiosamente, los socialistas de ambos bandos acusan al Capitalismo de todos los males de Venezuela; y es que, a pesar de ser una sociedad tremendamente emprendedora, nunca desde el establecimiento de la democracia, hemos tenido un gobierno liberal que defendiese el libre mercado sin miedo, y que se mantuviera limitado a sus funciones básicas. Por eso hoy somos lo que somos.

Mientras tanto, los socialdemócratas buscan términos nuevos para su ideología, cambian las palabras de lugar, juegan con vocablos, utilizan colores nuevos y migran de un partido a otro, pero siguen teniendo la misma mentalidad y defendiendo las mismas ideas que fracasaron en el pasado.

Cortesía de la ODLV.org. Publicado: 29-ABR-2008.

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