La explicación es sencilla
Por PEPITO
No es fácil explicarle a la gente y mucho menos a los compañeros de estudio lo que significa el Socialismo del Siglo XXI. Recientemente llegó a mi buzón de Internet una presentación, cuya autoría no está muy clara para poder darle créditos a su ingenio. Como quiera que sea, les paso extractos de la misma porque de verdad lo explica con simpleza.
Es una lección sencilla, casi escolar, la cual no revisa las complicadas raíces del Socialismo. No se citan a Marx ni a Lenín, y mucho menos se investigan las intrincadas doctrinas emanadas del Kermlin. Nada de eso.
En una reconocida universidad latinoamericana se suscitó una discusión entre el profesor de Economía y sus alumnos. Los alumnos insistían en que el Socialismo era bueno, que sí funcionaba bien y que era la mejor forma de gobierno, pues en él no existían las clases sociales, ni pobres ni ricos, ya que todos eran iguales. “La producción y la riqueza deben ser repartidos equitativamente entre todos para el beneficio común” alegaban.
El profesor quien escuchaba con atención, sugirió entonces hacer un experimento con todos los alumnos y propuso un plan:
"Muy bien," señaló. "De aquí en adelante las calificaciones que obtenga cada quien en sus exámenes serán promediadas entre todos los alumnos." Así cada quien obtendrá ese “beneficio del estudio y del esfuerzo común.”
Aunque no todos los estudiantes entendieron muy bien el nuevo plan, aquellos que iban más atrasados en sus estudios, que eran los más numerosos, aceptaron de inmediato logrando fácilmente la mayoría de los votos.
Al llevarse a cabo el siguiente examen, se vio que las calificaciones promediaban un 15 para todos. Como es natural, los estudiantes que se habían preparado bien estaban inconformes, en tanto que los que no habían estudiado se encontraban satisfechos y felices. ¿Obtener más sin mayor esfuerzo? Excelente idea. ¿A quién le dan pan que llore?
Al perderse el entusiasmo y el afán de superación el ánimo decayó. Nadie quiso ya estudiar, hacer tareas ni dedicarle más tiempo a la materia. La motivación se desplomó. Era de esperarse. Pero cuando presentaron el segundo examen, los estudiantes que estudiaron poco estudiaron menos aun; y los que habían estudiado mucho decidieron no empeñarse tanto, ya que de todos modos no iban a lograr obtener un 20 y también estudiaron menos. ¿Por qué iban a desvelarse estudiando si de todos modos no tomarían en cuenta su esfuerzo? El promedio del segundo examen fue de 12 puntos.
Nadie estuvo conforme. Los buenos estudiantes se quejaron de que no tomaban en cuenta su dedicación, pero los flojos dijeron que sí era justo obtener mejores notas a través del esfuerzo de los demás, pues las calificaciones tenían que obtenerse y “repartirse equitativamente entre todos.” Sin darse cuenta estaban estableciendo los principios básicos del Comunismo.
Pero cuando se llevó a cabo el tercer examen fue el acabóse: El promedio fue de cero seis. Los rasparon a todos.
Iniciaron una pequeña revolución. Los estudiantes empezaron a pelear entre sí culpándose unos a otros por los fracasos obtenidos, hasta llegar a los resentimientos, los insultos e inclusive a los golpes, ya que ninguno estaba dispuesto a estudiar para que se beneficiaran los otros que no lo hacían.
Sucedió lo que ya se esperaba. Las notas nunca mejoraron y obviamente, para asombro general, todos perdieron el semestre en la clase de Economía. Ya para entonces el experimento estaba latente y bajo la lupa de toda la escuela. Pronto también de toda la comunidad. Todos estaban pendientes del resultado.
El profesor preguntó entonces si comprendían ahora el significado del Socialismo del Siglo XXI, en el cual todo es de todos y a la vez de nadie en particular. Así es. Las calificaciones que habían obtenido pertenecían a toda la clase y no a cada alumno.
Hay que observar, comparar y evaluar los resultados que se han obtenido — o mejor dicho, que no se han obtenido — en Venezuela y todos los otros países que han pasado y pasan por los estragos del Socialismo.
La explicación es sencilla. Simplemente se debe a que el ser humano está dispuesto a sacrificarse trabajando muy duro cuando la recompensa es atractiva y justifica el esfuerzo propio; pero cuando el gobierno suprime ese incentivo y le quita al productivo para darle al pasivo, nadie va a hacer ya el sacrificio necesario para lograr la excelencia. Por supuesto que no. ¿Para qué?
Al final el fracaso será general. Como ha fracasado Venezuela en los últimos 50 años bajo el Socialismo.
Aclárate. Publicado: 07-OCT-2009.
Pepito es estudiante "en desacato" de la Escuela Básica Barinas, en el Municipio Barinas, Estado Barinas.