No hay libertad personal sin libertad económica
Por LUDWIG VON MISES
Los cimientos económicos de la Libertad es un documento escrito por el profesor Ludwig von Mises y cuya traducción al castellano fue hecha por Hugo Donner. Debido a la extensidad documento y para facilitar su lectura, Aclárate reproduce el texto intacto y completo, pero repartido en siete entregas y a continuación esta la sexta.
Lamentablemente muchos de nuestros contemporáneos no se dan cuenta del cambio radical en las condiciones morales del ser humano que traería la adopción del Estatismo, la sustitución de la economía de mercado por la omnipotencia del gobierno. Se engañan con la idea de que existe un claro dualismo en los asuntos humanos, de que hay, por un lado una esfera de actividades económicas, y por otro un campo de actividades que puede ser considerado como no-económico.
Piensan que entre estos dos campos no hay una fuerte conexión. La libertad que es abolida por el Socialismo es “solamente” la libertad económica, mientras que la libertad en todos los demás asuntos permanece intocada.
Sin embargo, a pesar de lo que asume esa doctrina, las dos esferas no son independientes. Los seres humanos no flotan en regiones etéreas. Todo lo que alguien hace necesariamente afecta la esfera material o económica de alguna manera, y requiere su poder para interferir con ella. Para poder subsistir, el hombre debe esforzarse y tener la oportunidad de interactuar con bienes materiales.
La confusión se manifiesta en la idea popular de que lo que ocurre en el mercado se refiere únicamente al aspecto económico de la vida y la acción humana. Pero en los hechos, los precios del mercado reflejan no solamente “interés material” — como conseguir alimento, vivienda, y otras comodidades — sino también aquellos intereses que son comúnmente llamados espirituales o superiores o más nobles. La observancia o no observancia de mandamientos religiosos — abstenerse de ciertas actividades en forma permanente o en días específicos, ayudar a los necesitados, construir y mantener locales de práctica religiosa, y muchos otros — es uno de los factores que determina la oferta de, y la demanda por, varios bienes de consumo y por lo tanto los precios y las conductas del empresariado.
La libertad que la economía de mercado permite al individuo no es meramente “económica” — para distinguirla de algún otro tipo de libertad. Implica también la libertad de determinar todos aquellos asuntos considerados morales, espirituales e intelectuales.
Al controlar en forma exclusiva todos los factores de la producción, el régimen socialista controla también la vida completa de cada individuo. El gobierno le asigna a cada uno un trabajo determinado. Decide qué libros o artículos deben ser impresos y leídos, quién debe disfrutar de la oportunidad de emprender una carrera de escritor, a quién se debe permitir utilizar los espacios públicos de reunión, para emitir transmisiones y para utilizar otros medios de comunicación. Eso significa que aquellos a cargo de la conducción suprema de los asuntos de gobierno tendrán la decisión última de qué ideas, enseñanzas y doctrinas pueden ser propagadas y cuáles no.
No importa qué diga una constitución promulgada sobre la libertad de conciencia, pensamiento, expresión o prensa y sobre la neutralidad en cuestiones religiosas; en un país socialista eso será letra muerta si el gobierno no ofrece los medios materiales para el ejercicio de esos derechos.
Quien monopolice los medios de comunicación tiene el pleno poder sobre las mentes y almas de los individuos.
Lo que hace que la gente sea incapaz de ver esa característica esencial de cualquier sistema socialista o totalitario es la ilusión de que ese sistema será operado precisamente en la forma que ellos mismos consideran deseable. Al apoyar al Socialismo, dan por sentado que el “estado” siempre hará lo que ellos quieren que haga. Llaman Totalitarismo “verdadero,” “real” o “bueno,” al Socialismo cuyas autoridades cumplan con sus propias ideas. Cualquier otro tipo es decretado falso.
Lo primero que esperan del dictador es que suprima todas las ideas que ellos desaprueban. De hecho, todos esos adherentes del Socialismo están, sin saberlo, obsesionados por un complejo dictatorial o autoritario. Quieren que todas las opiniones y planes con los que no están de acuerdo sean aplastados por la acción violenta del gobierno.
Aclárate. Publicado: 15-ABR-2010.
Los cimientos económicos de la Libertad:
1.— La Libertad como un postulado de la moral, La brega por la Libertad y La supremacía de los consumidores
2.— Los aspectos políticos de la Libertad
3.— La falsa representación socialista de la Economía de Mercado
4.— La acumulación de capital beneficia a todos
5.— El bienestar económico amenazado por el Estatismo
6.— No hay libertad personal sin libertad económica
7.— El significado del derecho efectivo al disenso
Von Mises fue economista y filósofo social austrohúngaro, considerado el decano de la Escuela Austríaca de Economía. Recibió el Premio Nobel de Economía. Falleció en 1973.